Una Apuesta por la Construcción del Territorio
Comencemos siendo claros en algo. En mi opinión, la construcción de la política pública de juventud NO debe ser un espacio para institucionalizar a los jóvenes. Lo contrario, una apuesta desde lo cual la institucionalidad genera opciones y mecanismos para que los
diferentes actores de la sociedad propongan la forma cómo deberían replantearse las mismas instituciones y orientar el presupuesto de tal manera que los planes, programas y/o proyectos incidan de manera real en el mejoramiento de la calidad de vida de las juventudes y en sus contextos territoriales, en los que cotidianamente se desenvuelven.
Para que sea posible lograrlo, se hace necesario que la apuesta de construcción colectiva del territorio sea entendida por los diferentes actores de la sociedad local y regional como la posibilidad para impactar a mediano plazo en algunas prácticas institucionales que no permiten mejores niveles de impacto en programas para jóvenes, el fortalecimiento de los diferentes programas que han sido beneficios producto de las actuales Políticas Públicas de Juventudes y finalmente, la innovación real en otras apuestas sociales incluyentes y participativas.
En ese sentido, todos estamos aportando de forma investigativa y propositiva a la construcción de las mejores estrategias como responsabilidad compartida de los diferentes actores: la institucionalidad, los procesos de base como la Mesa de Trabajo Juvenil, Colectivo Antorcha y la Red de Organizaciones Comunitarias ROCCA, ONG´s, academia y ciudadanía en general. Es decir, todas las apuestas desde y para las juventudes.
Los Actores Involucrados, una Mirada al Papel Institucional: Sin lugar a dudas podríamos estar en un momento memorable para replantear la forma de entender la construcción de las Políticas Públicas y de paso, la forma de llevarlas a la implementación, seguimiento y evaluación.
Jóvenes, actores institucionales desde la oficina de Juventud, y procesos juveniles como la Mesa de Trabajo Juvenil hemos venido construyendo lo que se podría denominar como el Comité Impulsor de la Política Pública de Juventud, que en El Carmen de Viboral no solo es una ruta incluyente y de proceso en donde se encuentran los diversos actores de la sociedad a evaluar y proponer, sino también, eventos generales que permiten encontrarnos desde la toma de decisiones en la construcción de propuestas que recojen los constructos juveniles enmarcados en los diferentes escenarios de participación y crecimiento personal, artístico, cultural, académico, comunitario y/o deportivo.
En tal sentido, algunos logros, que pueden en principio pensarse como una respuesta a ciertas exigibilidades que según el deber político deben hacer quienes están al frente de la administración municipal o el concejo municipal, son los siguientes:1. La ruta a seguir está fundamentada en 4 etapas: Diagnóstico y evaluación, socialización y construcción, construcción de borrador y deliberación final. Las 4 etapas están trasversalizadas por dos líneas, un investigativa y otra territorial.
2. Acuerdo de voluntades por medio del que se pretende que todos los actores participen del proceso de modificación de la PPJ estén en total coordinación, empoderamiento y articulación entre ellos, para que así se asuman compromisos y se permita visualizar dicho proceso como una apuesta de construcción colectiva del territorio.
3. Convocar a un evento de lanzamiento en el cual se exponga la necesidad de la actualización de la Política Pública de Juventudes, se socialice la posible ruta que se ha venido construyendo, hacer público el acuerdo de voluntades y permitir que los jóvenes que participen de este espacio hagan propuestas sobre qué líneas y temas deben incluirse en la nueva PPJ.
4. La Oficina de Juventudes ha de brindar total apoyo a este proceso, brindando así un acompañamiento al comité, de tal manera que los esfuerzos sean conjuntos y articulados para arrojar el resultado esperado para las juventudes del municipio.
5. Creación del Observatorio de Juventudes, el cual permita que de una manera amplia puedan participar las juventudes que le apuestan a la Política Pública de Juventudes.
Por lo anterior, existe la posibilidad de que el proceso de construcción sea hasta el 12 de Agosto de 2015 y no en una serie de tiempo menor a 6 meses, pero que finalmente se entiende como un proceso y la importancia de atender a una construcción de la sociedad carmelitana articulada a lógicas regionales y nacionales.
Sobre los Puntos, una Mirada Particular: Es necesario que los planteamientos y lineamientos metodológicos que proponemos en el primer punto, no obstaculicen técnicamente la ruta, generen cruce de agendas o frenen pasos fundamentales para la construcción de los textos que dan fuerza a los programas llevados a ejecución. No obstante, esa orientación metodológica no puede desviarnos y permitir desarticulación en la construcción e implementación de la Política Pública de Juventudes, que es lo que tradicionalmente pasa con la conexión administrativa y social
que deben tener las dependencias de la administración municipal para atender de forma integral un sector poblacional, por lo demás, transitorio, plural y cambiante, el de los jóvenes.
En la necesidad de entender la Política Pública de Juventudes como una apuesta de construcción colectiva del territorio enmarcamos el segundo punto y ejemplificamos el primero.Al observar el papel fundamental de la Oficina de Juventudes podemos darnos cuenta de que claramente funciona como un eje que transversaliza los diferentes planes, programas y proyectos que surgen desde la administración municipal y terceros, ya sean grupos colectivizados como ONG`s o personas individuales, enfocados a este grupo poblacional.
Lo anterior podría dar validez técnica y operativa, desde el deber ser, a la Oficina de juventudes.
Entenderlo implica darse cuenta de que el tema de jóvenes no solo depende de la Oficina de Juventudes, sino que las diferentes dependencias de la administración municipal teniendo en cuenta su objeto misional, es decir, lo que hacen como secretaría o dependencia municipal también tiene que ver con la evaluación y ejecución de los asuntos que tienen que ver con las juventudes.
Los actores de la sociedad tales como: la institucionalidad (la administración municipal, departamental y nacional), la academia, la sociedad civil (juventudes organizadas), ciudadanos jóvenes y personas en general involucradas en el proceso de la construcción conjunta de la Política Pública deben fortalecer sus particularidades de incidencia con jóvenes desde la evaluación, fortalecimiento y la proposición de nuevas estrategias.
El papel fundamental de la Oficina de Juventudes desde la institucionalidad, para aportar al proceso de construcción de la Política Pública se basa en ejercer cierto liderazgo en el comité técnico de juventudes, espacio de articulación interna, en donde, teóricamente, nos reunimos las diferentes dependencias a pensarnos lo realizado y lo a realizar con jóvenes.
Desde el comité técnico de juventudes (desde la casa interna de la administración municipal) debe haber un compromiso real y presupuestal para que cada dependencia genere los escenarios pertinentes para que las juventudes, organizaciones y actores interesados en los temas de responsabilidad de cada dependencia, evalúen y aporten a la política pública de juventud.
Ejemplo: La secretaría de participación comunitaria por medio del proceso de juventudes en las JAC permitirá adelantar procesos de fortalecimiento desde el diálogo intergeneracional y la articulación de las juventudes con los espacios de construcción barrial y veredal como las
JAC y las Juntas Administradoras Locales (JAL). Además, el proceso permitirá construir una ruta pensada para que los jóvenes que cívicamente participan en las Juntas de Acción Comunal puedan tener un proceso de formación, deliberación y proposiciones de incidencia enmarcadas en un programa que alimentará la Política Pública de Juventudes y/o el espacio de encuentro comunal.
En tal sentido, la secretaría de hacienda debe pensarse una estrategia que permita involucrar a actores que proponen sobre el empleo y el trabajo en la ciudad, y de esta manera, generar abiertamente propuestas para adelantar y articular a la Política Pública de Juventudes, con claros conceptos sobre los momentos en que las juventudes ingresan al mercado laboral, para así entender con ampliamente el fenómeno y permitir la creación de estrategias que ayuden a mejorar el nivel de vida de las juventudes que un día llegarán a la adultez.
La oficina de comunicaciones debe diseñar todo un plan de comunicaciones para el periodo actual y para después de la construcción de la Política Pública, en lo que podríamos llamar, la fase de implementación y seguimiento de la Política Pública. Muchos jóvenes deben conocer el actual proceso y en esencia la Política Pública. Medios de comunicación, volantes, escritos, arte, cultura deben reunirse en una gran estrategia para reducir uno de los inconvenientes de las Políticas Públicas, el desconocimiento. Lo anterior aplica para, salud, mujeres (oficina de equidad), Indeporte, Instituto de Cultura y todas las dependencias, incluyendo, claramente, a la secretaría de educación.
Involucrando, por mencionar sólo una de las muchas posibilidades, a las universidades y jóvenes que deben realizar trabajo social producto de la retribución por exenciones de matrícula y subsidios de transporte para articularse a una gran estrategia bien definida,
que, podría ser; por ejemplo, hacer trabajo social en los colegios, transmitiendo con arte, cultura, y exposiciones todo lo que es una Política Pública y qué significa que como joven se incida, se beneficie, o se participe de ella.
Evidentemente la Oficina de Juventudes ha entendido el proceso como una apuesta conjunta y metodológicamente posible desde lo territorial y para eso han articulado una ruta que ya empieza a rescatar y a escuchar visiones y percepciones temáticas en lo juvenil.
Son necesarios los espacios comunales, veredales y corregimentales que inicialmente han sido propuestos. Es decir, la Mesa de Trabajo Juvenil y la Oficina de Juventudes hemos orientado un proceso para acercarnos a organizaciones de la sociedad civil y actores en los diferentes territorios; para tal propósito resulta importante coordinar con programas como: Semana de la Juventud, Cine clubes, Derecho al Delirio, Semana Alternativa de las Juventudes, Clubes Deportivos, Grupos Culturales, etcétera. Pues ello nos posibilita ahondar en los canales de comunicación territorial.
En conclusión, para lo que tiene que ver con la administración municipal, el papel del comité técnico de juventudes articulado a la ruta antes mencionada, y el liderazgo claro del observatorio de juventud, no solo es beneficioso para el proceso sino que también reafirma la apuesta de territorio.
Es necesario hacer un mapeo de todas las organizaciones, grupos y comunidad en general que involucren población joven, así mismo desarrollar investigaciones de y para los jóvenes desde el Observatorio de Juventudes, que debe no solo recoger las investigaciones sino también involucrar jóvenes que deseen hacer trabajo social y que se quieran sumar al proceso.
Se hace necesario el convencimiento de todos los concejales en el proceso y su articulación paralela a la construcción de todos los sectores de la sociedad. En tal sentido, todos deberían poner sus grupos temáticos de interés en el papel de la Política Pública de Juventudes. Se espera que aquellos concejales que se han preocupado por lo ambiental, lo animalista, lo cultural, lo deportivo, lo social y cada una de las diferentes áreas de interés se sumen al proceso de ciudad y generen propuestas con los jóvenes que aportan a sus ideas y construcciones.
El Observatorio de Juventudes debe recoger técnica y metodológicamente los constructos de las diferentes dependencias, de los concejales, la sociedad civil y ciudadanos que en el cruce de agendas, bien programadas, evaluadas y discutidas se estén elaborando. Esto enlaza diferentes propuestas con los vínculos presupuestales debidamente procesados y conectados con los recursos municipales, según dependencias e instituciones regionales y nacionales. Lo anterior implica entonces, articular instituciones del orden local,
departamental y nacional según nivel de incidencia en las juventudes, ejemplo: ICBF, Colombia Joven, Antioquia Joven, Oficina de Juventudes, Observatorio de Juventudes.
La construcción que se plantee en la Política Pública debe estar fundamentada en el Observatorio de Juventudes, con una opción para que desde la administración municipal haya responsables técnicos y sociales de la Oficina de Juventudes, funcionarios públicos de carrera desde la mayor cantidad de dependencias, actores académicos y de la sociedad civil que le den vida al sistema de participación juvenil que se plantee y mantengan en marcha la ejecución de la Política Pública. No debe olvidarse que la Ordenanza 60 de 2013, Política Pública Departamental de Juventudes (la actual), propone un sistema de participación juvenil, que bien podría fortalecerse. En todo caso, debe estar clara la manera cómo se articularán y se implementarán los acuerdos en la política pública durante los próximos años teniendo en cuenta los nuevos gobiernos locales.
En tal medida, en el proceso actual como en los periodos de implementación y seguimiento, tanto el Observatorio de Juventudes como diversos actores de la sociedad civil y ciudadanía, pueden acceder con sus propuestas finales a la Plataforma Juvenil, que recibe las construcciones llevadas desde el Observatorio de Juventudes como alternativas y las concerta con propuestas de y para la sociedad civil, jóvenes organizados y
ciudadanos que no se encuentren en los escenarios anteriormente planteados, así, finalmente, puede construirsen los acuerdos para la Política Pública de Juventudes que serán convertidos en acuerdo municipal desde el Concejo.
Podemos decir que todo lo anterior fortalece un espacio en que todas y todos debemos participar e incidir, tomar decisiones, montarnos en la película, pues son las construcciones que hagamos las que en esencia permitirán mejorar la calidad de vida para los niños, los jóvenes actuales y personas que harán parte de la Política Pública de Juventudes, en un poco más, de los próximos 10 años.
Para actores como los Consejeros Municipales de las Juventudes que han reivindicado algo fundamental en los jóvenes; la participación democrática y, en algunos casos, la incidencia directa en apuestas locales que posibilitan proyectos futuros, vale la pena abrir el debate sobre la forma de su elección, y la forma en que se incide políticamente desde la objetividad y la conciencia crítica.
Es necesario insistir en que tanto los Consejeros Municipales de las Juventudes, junto con la Plataforma Juvenil y demás actores de la sociedad, como la administración municipal, academia, concejo y ciudadanía en general, pueden reivindicar un espacio asambleario y debidamente estructurado en el sistema de participación juvenil, como un espacio en donde se tomen decisiones y en donde se reconozcan realmente las diversas ideas sobre las Políticas Públicas que, en su mayoría, parten de los contextos locales de relación académica, artística, política y cultural.
¿Qué tan Preparadas Estamos las Juventudes para el Proceso? Debe ser una respuesta contundente, el proceso tiene que ser una posibilidad para
transformar apuestas institucionales, para proponer maneras de fortalecer las etapas educativas de las juventudes, desde lo local, pues nacionalmente todavía se presentan muchas imposibilidades. Pero puede proponerse la forma de relacionar la media
vocacional (décimo y once) con la conexión académico-laboral y la opción para que, sin dejar de ser jóvenes y pudiendo dejarnos llevar por las locuras amables del colegio, el arte, la cultura y la energía juvenil, también se nos proponga la relación de dichas expresiones juveniles de manera crítica con los contextos que día a día vivimos. Es pues, una manera para que las juventudes en crecimiento personal y académico podamos involucrarnos con las decisiones de todos y construyamos sentido por lo público, por lo que es de todos.
El ser joven tiene una identidad con posibilidades para que los que estamos en vísperas de ingresar al mercado laboral, o estamos en él, activos o inactivos, podamos proponer formas alternativas de fortalecimiento institucional, proponer formas conjuntas de entablar relaciones directas con dependencias privadas, estatales y/o alternas.
Es una opción para aportar desde nuestras condiciones juveniles a la manera como actualmente se entienden las prácticas concertadas en la elaboración de estrategias culturales, académicas y de desarrollo social, cultural y personal.
Es un momento para que la lógica humana en el discurso de la vida digna pueda ser potenciada en espacios públicos, sociales y de incidencia juvenil, espacios de articulación de propuestas en el presupuesto participativo y escenarios de incidencia institucional.El reto es también para que una juventud ansiosa de construir desde la base social, el movimiento estudiantil y propuestas alternativas, pueda canalizar apuestas temáticas y pueda movilizar grupos de base en una relación de incidencia directa, concertada y responsable con los diferentes actores de una sociedad que nos pone a pensar y entabla los mecanismos necesarios para que las propuestas, vengan de donde vengan, se
materialicen y pongamos sobre la esfera de lo público nuevos esquemas mentales, nuevas prácticas para la vida digna.
Algunas acciones emprendidas hasta la actualidad en programas y proyectos de las Políticas Públicas locales han beneficiado parte de la población juvenil, lo que permite el momento actual es una oportunidad de fortalecer, crear y proyectar nuevos escenarios, nuevas formas de potenciar socialmente programas, planes y una decisión concreta de que todos y todas nos montemos en la idea de repensarnos conjuntamente, en una época generacionalmente inolvidable, la de ser joven.
Es el momento para preguntarnos como jóvenes si estamos preparados para hacerlo o es necesario seguir pensando la manera de entendernos como sociedad y poder incidir directamente en los aparatos institucionales partiendo del compromiso de todos y cada uno de nosotros en el mejoramiento y fortalecimiento de los contextos territoriales.
Pero también debemos preguntar a quienes están al frente de las instituciones, si es el momento para que se posibilite una construcción que trascienda el interés particular enmarcado en malos estilos de transitar en las relaciones de poder y que se dispongan a generar estrategias que bien pueden ser las planteadas anteriormente u otras que debamos pensar o repensar; pero que apunten a construcciones sociales como apuestas
de territorio en donde, sobre la esfera de lo público, prevalezcan nuevas subjetividades, debidos enlaces institucionales y consecuentemente, escenarios para vivir bueno.
Mesa de Trabajo Juvenil-MTJ
Enero de 2015- El Carmen de Viboral
Adaptación de texto con autoría de Roberto Luis Cardona Mazo.