Empiezo esta columna con una frase, que llevé al colegio, cuando mi profesor de literatura era mi recordado amigo, Fray Julio Tobón Betancur, sí, ese cuyo nombre lleva una insigne institución de nuestra localidad, esa frase fue: La gente me anda aconsejando, que me aguante la pobreza y yo sonriente les voy contestando, al que no carga, tanto peso, le parece que no pesa.
Esta frase es para connotar que cuando los Alcaldes, Gobernadores o mandatarios de turno, viven en cómodas viviendas, con sus calles pavimentadas, sus hijos y familiares tienen iguales condiciones dignas de sobrevivir, es muy fácil ver como transcurre la vida, pero cuando se vive en una vivienda que nos ha costado sangre conseguir, y cuando nuestros hijos tienen que recorrer largas jornadas al colegio, por vías llenas de pantano, huecos y charcos que se necesita una balsa para cruzarlos, acabando tanto calzado como indumentaria estudiantil, muchas veces al sol y al agua, es otra cosa.
Que bueno sería tener un mandatario alguna vez, que realmente valore lo que tiene y el verdadero sentir del campesinado, sería la humildad la que saldría a flote y no el ensalsamiento o la espera de venias que pueda recibir.
Somos conscientes, de que no es fácil conseguir los recursos con el estado, por eso se necesitan alcaldes “guerreros”, pedigüeños, como decía mi abuelo, y que pida para todos, no para los más allegados o los que menos necesitan.
Nos alegra enormemente ver como se pavimentó la vía a Campo Alegre, a Alto Grande, a Camargo, Cristo Rey, o como se han hecho placas huellas en muchas partes de la localidad, pero la vía más cercana al casco urbano, la que parte de la Casa de la Juventud, pasa por el Estadero 360, y baja a una cuadra del Hospital, esa que es camino obligado de caminantes, esa donde no hay haciendas, ni fincas ostentosas, sólo personas humildes, esa que acabaron los vehículos cuando los pusieron a transitar por allí, cuando cerraron la circunvalar, si esa, no se ha dignado ni el Alcalde, ni Planeación, ni Obras Públicas, echarle un volquetada de gravilla o cuescos ( que es lo que le ponen a las vías de las personas campesinas humildes).
Que tristeza, que no se tenga en cuenta por igual a toda la población.
En fín, apagá y vámonos.