EDITORIAL ENERO 2016

Terminado el año 2015, el cual nos dejó muchas satisfacciones a algunos de nosotros, pues cumplimos con las metas propuestas, tales como eran seguir educando nuestros hijos de una manera sana, divertida y con los suficientes conocimientos académicos para sus edades, tener una salud buena, sino la mejor, si una que nos permitiera comparar cual era la diferencia entre tener hábitos saludables de vida o tener una vida desaforada, acompañada por algunos etílicos y unas que otras farras con amigos transnochadores, donde realmente se conocen las debilidades del ser humano..
Que bueno que se acabó el 2015, dejándonos ese sabor agradable de una navidad en compañía de nuestros seres queridos, habiendo podido degustar una suculenta cena navideña en compañía de los ricos buñuelos preparados en casa y la deliciosa natilla que se movia al partirla al son que le tocaran, sin quemados, sin riñas callejeras cerca, sin escándalos de los vecinos que en medio de la farra discuten y amenazan, terminando amistades de años atrás.
Pero este año nuevo, donde realmente se parte de cero, un Alcalde nuevo con unas expectativas grandes por el tema de la paz y la buena convivencia, por meterla duro en la parte rural, donde el hambre empieza a hacerse sentir, dado que los insumos cada día aumentan de precio, haciendo casi imposible de cumplir con una canasta familiar digna y benéfica para los campesinos, que a la larga son los que “ llevan del arrume”, pues ya con un salario mínimo que es lo que a duras penas pueden adquirir vendiendo sus productos a precios ridículos, que no alcanzan para una vivienda digna o una alimentación adecuada, pues cada día se ve más la desnutrición en sus hogares, mientras que nuestros Padres de la Patria, esos que cada cuatro años nos hacen hacer, valga la redundancia, largas filas para meterles en sus bolsillos la módica suma de $ 26.749.000 (Veintiseis millones setecientos cuarenta y nueve mil pesos), los cuales con el aumento del salario para este año será de $ 1.800.000 (Un millón ochocientos mil pesos), fuera de las prevendas adicionales como un vehículo último modelo, con gasolina incluida, viajes a todo el mundo, primas y demás garantias para que los “pobrecitos” Padres de la Patria, vayan a dormir o a firmar simplemente los proyectos que generalmente el mandatario de turno les exige. Pero sigamos haciendo filas y mojémonos si está lloviendo para subirlos a la Cámara o al Senado, para que no se vuelvan a acordar de su oriente hermoso.
Pero cambiando de tercio como se dice en el argot taurino, el nuevo Alcalde de nuestro querido municipio, el Dr. Néstor Fernando Zuluaga Giraldo, es una persona seria, conocedora de su oficio, pues fue asesor en la Alcaldía del Peñol por un largo espacio y con un sentido social bien arraigado, pues la estirpe del burgomaestre es humilde, y lo decimos con conocimiento de causa pues conocemos su familia. Un mandatario que tiene como objeto principal propender por que la paz en nuestro territorio sea uno de los pilares fundamentales en su administración, como también lo serán la parte rural, la educación y la cultura.
Venimos de una Alcaldía que realizó muchas obras, realmente hay que ser consecuente con el discurso y nadie puede “quitarle lo bailado” a la pasada administración que tuvo su falencia en la parte social, pues podríamos decir, parodiando en algo la frase de nuestro querido Jesucristo, “no solo de cemento vive el hombre”, sino también hay que considerar lo humano, la necesidad que tiene el hombre que se le escuche, que se le atienda en sus momentos de dificultad y al menos que le digan que no se puede hacer nada por él.
En cuanto al Concejo, vemos una corporación bien plantada, que va a dar mucho de que hablar, pues vemos líderes comprometidos con el pueblo. En otra edición haremos una radiografía más amplia.
Terminamos con una frase muy nuestra: UN PUEBLO SIN PAZ, ES UN PUEBLO CON HAMBRE. (Noticarmen)

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